6 beneficios de deshacernos de lo que ya no usamos

Mariana Belisario Blaksley Mariana Belisario Blaksley
apartment V-21, VALENTIROV&PARTNERS VALENTIROV&PARTNERS Minimalist bedroom
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En este libro de ideas les acercamos 6 razones para deshacernos de las cosas que ya no necesitamos. 

Organizar una casa y mantenerla en orden puede ser tarea tediosa, no nos llamemos a engaño. Pero si nos tomamos el trabajo de despejar placares, lugares de guardado o incluso los distintos ambientes de nuestra casa y nos liberamos de esos objetos que ya nos aburrieron o que tenemos tiempo sin usar, el tedio de ordenar se reduce a su mínima expresión. 

El minimalismo, la filosofía Zen o el diseño nórdico predican incansablemente un enfoque más simple, no sólo aplicado a la decoración, sino entendiendo sus premisas desde un estado mental. La simplicidad, la austeridad, la sutileza y el desapego pueden trasladarse al diseño de interiores logrando así que nuestra casa esté tan despejada como debería estarlo nuestra mente. 

Otros principios budistas hacen hincapié en la impermanencia o transitoriedad. Si queremos estar alineados con ellos, aferrarnos a objetos materiales que ya cumplieron su tiempo con nosotros, nos impide dejar los canales abiertos para recibir cosas nuevas. Otro aspecto muy atractivo es el bien que podemos hacer a otros regalándoles esas cosas que a ellos les faltan y a nosotros nos sobran. 

Desde todo punto de vista, sesiones regulares para determinar qué se queda y qué se va no pueden ser más que una bendición, para nosotros y para los se beneficien de ellas. Y en lo que estrictamente nos compete en un site de diseño y arquitectura, las repercusiones positivas que estas tareas traerán a nuestras casas son innegables.

Es por eso que decidimos presentarles algunas de ellas. 

Liberar nuestra mente

Una casa en la que no hay esos lugares tenebrosos llenos de cachivaches no sólo es una casa más ordenada y más limpia, es un lugar que transmite una vibración diferente, más elevada.

Cuando nos deshacemos de cosas materiales que no vamos a usar, nos estamos liberando de un cierto peso energético que nos impide alcanzar a una paz mental más completa.

Una vez que hayamos despejado nuestras casas de todo lo innecesario y superfluo, nuestro estado de ánimo no puede más que mejorar exponencialmente. Con esta nueva disposición mental podemos disfrutar de nuestra casa a plenitud y desde un lugar de equilibrio y simplicidad.  

Adiós al pasado

Uno de los mayores beneficios de deshacernos de cosas que ya no necesitamos o usamos es cortar definitivamente con el pasado.

Muchas veces nos aferramos a objetos que no usamos o necesitamos por la carga emocional y los recuerdos que conllevan. Aprender a practicar el desapego bien entendido nos ayudará a determinar cuál es la razón por la que nos cuesta tanto deshacernos de ciertas cosas. Aprovechando esta instancia como catarsis o terapia aprenderemos mucho de nosotros mismos, a la par que el orden en casa se incrementará notablemente. 

Es una gran oportunidad para dejar atrás etapas o heridas que no fueron bien tratadas o curadas en su momento. No vale desaprovecharla. 

El placer de dar

Donar o regalar esas cosas que ya no queremos en casa produce una satisfacción enorme. De seguro cuando recién nos mudamos solos, o emprendimos la aventura de vivir con alguien más, hubo multitud de familiares y amigos que nos hicieron llegar regalos u objetos que ya no utilizaban en casa.

Es una sensación lindísima saber que esas cosas que nos hicieron ilusión en su momento cumplieron su ciclo con nosotros y le harán ilusión a su próximo dueño. Es una especie de misión karmática en la que tenemos la chance de repartir buen karma y regalarle a alguien más un pedacito de nuestras vidas. Un criterio para la selección es recordar cuándo fue la última vez que utilizamos cada cosa. 

Los amigos de Junor Arquitectos son los responsables por el espacio de la imagen, así que no dejen de visitar su perfil para más ideas o inspiración. 

Rediseñar después

Una vez que ya no están esos muebles, adornos u objetos que ocupaban lugar, tenemos la oportunidad de rediseñar sin tener que enfrascarnos en un proyecto arquitectónico. Sólo con la atmósfera despejada que nos transmitirá un espacio bien simplificado ya empezaremos a notar los cambios. 

Si nuestro nuevo enfoque decorativo tiende al minimalismo eso nos significará que necesitaremos menos lugar de guardado y por ende nuevos rincones para hacer lo que queramos con ellos. 

No caigamos en la tentación de volver a llenar esos ambientes que despejamos, mantengamos siempre un enfoque zen. 

Nuevos colores para las paredes

Una vez que hemos vaciado de cosas innecesarias y superfluas nuestra casa, es el momento para pintar y dejar las paredes impolutas. Las paredes blancas son las más indicadas para un estilo minimalista o zen. Colores grises o azules en tonos claros son opciones muy populares cuando de diseño nórdico se trata. Y para opciones más audaces podemos probar con empapelado, vinilos o combinando varios colores al mismo tiempo.

Como sea, una vez que nuestra casa está relativamente vacía es ideal aprovechar para darnos maña con un refrescamiento de paredes y puertas general. 

Bienvenido el orden

Una vez que estamos libres de todo lo que decidimos que no tenía lugar ni función en nuestra casa ni en nuestras vidas, llegó el esperado momento de disfrutar del orden.

La tranquilidad y paz que sentiremos en una casa donde la energía fluye porque no hay cuellos de botella ni un montón de cosas viejas desperdigadas por doquier, no se compara con nada. Además hará que nuestra vida sea mucho más fácil en lo sucesivo, simplificando tareas de limpieza y organización que haremos rápidamente y con alegría. 

Acá les acercamos otro libro de ideas con tips ingeniosos para ordenar. Démosle la bienvenida a un nuevo orden en casa y un nuevo orden también en nuestras vidas. 

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