7 claves para una INSUPERABLE decoración escandinava

Karen Ayerve Karen Ayerve
Cortinas verticales Kaaten, Kaaten Kaaten Scandinavian style living room
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El interiorismo nórdico basa sus esencia en la búsqueda inefable de luz, esa que tanto se echa de menos en cuanto salimos de tierras mediterráneas. No obstante, su naturaleza imparcial, si hablamos de diseño, nos ha permitido adaptarlo a espacios dentro de cualquier punto geográfico, respetando su decálogo básico, por supuesto. Pero, ¿cuáles son esas reglas de oro que no podemos pasar por alto? Decoración con blancos, espacios abiertos y optimizar el paso de luz son las claves principales, pero ni mucho menos las únicas. A lo largo de este libro de ideas queremos responder a esta cuestión a través de maravillosos escenarios de estética escandinava, y de paso, descubrirte otro concepto que lejos dista de ser frío o poco acogedor. Reservado para todos los amantes de una estética ligera y resplandeciente, he aquí las 7 claves del interiorismo nórdico.

1. En la sencillez está el gusto

Cada vez son más los hogares que se suman a una decoración sencilla, pero bonita donde las haya. Porque en esencia, de eso se trata la estética nórdica: productos y escenarios que no necesitan de demasiadas florituras para convertirse en piezas indispensables. La discreción de su diseño hace que nuestra atención se distribuya en el todo antes que en cada parte, lo que se traduce en mayor limpieza visual, el culmen de la modernidad más contemporánea. Ahora bien, sencillez no tiene por qué ser sinónimo de monoambientes y evitar caer en ellos corre a cargo de los pequeños detalles en color. En la fotografía lo encontramos en parte del mobiliario, especialmente en el protagonista del escenario, el sofá de dos plazas.

2. Mucha luz, por supuesto

Iluminar con luz natural los espacios ha sido siempre un aspecto esencial dentro de cualquier estilo, pero cuando hablamos de interiores nórdicos, su sentido cobra una importancia vital. Una tarea que se complica algo más de lo común en los países escandinavos, donde las horas de luz se reducen sustancialmente durante la época de invierno. De vuelta a nuestro país, la cuestión cambia, y volvemos a aplicar los principios básicos en la búsqueda de luz: las opulentas cortinas de tonalidades fuertes quedan prohibidas y en su lugar colocaremos elementos visualmente más ligeros como los estores y cortinas verticales que facilitan la entrada de los rayos de sol. Si la arquitectura del espacio no ayuda en dicha tarea, siempre podemos echar mano de la luz artificial blanca. Lo importante es que haya.

3. Blancos y colores neutros

Y en esa búsqueda por espacios amplios y bien iluminados, los colores se convierten en nuestros mejores aliados. La paleta de tonos pasteles se coloca a la cabeza de nuestras preferencias, de la misma forma que el color blanco reivindica su hegemonía en la obtención de luz. Esenciales, pero no exclusivos, a su lado, existe otra lista de alternativas que, combinadas con acierto, pueden multiplicar esos efectos. Así, el negro es otro gran básico dentro de una casa nórdica. En dosis controladas, consigue transmitir su elegancia innata, pero también aportar un cambio en la decoración visual. Los estampados, en las paredes o textiles, son igual de bienvenidos para romper con la uniformidad del blanco inmaculado. Una percepción más innovadora del estilo nórdico incorpora también los tonos metales y fluorescentes en la búsqueda de esa variedad visual.

4. Materiales: textiles

Seguramente en materia de textiles no se aplique a raja tabla aquello de menos es más, o ese gusto desmesurado por la sencillez decorativa. Tampoco se trata de saturar, o acumular sin sentido armónico alguno un buen par de cojines, mantas o alfombras. Sino más bien de introducir con ellos una variedad de figuras y texturas visuales, que destaquen de manera sutil pero elegante, del resto de la decoración. El algodón y el lino, son los materiales favoritos, por la sensación de calidez que aportan. Eso sí, en esta ocasión, su diseño sí ha de regirse por la máxima nórdica de la discreción.

Y mucha madera

Podemos afirmar que la estética escandinava no puede concebirse sin una buena dosis de madera en su decoración, empezando por los suelos. Mimada dentro de cualquier estilo, pero todo un referente cuando se trata de hogares nórdicos. Los motivos no dejan de ser otros que su enorme capacidad para aportar calidez y generar ambientes acogedores. Eso sí, no nos vale cualquiera: pino, haya o abedul son las encargadas de lucir sus tan naturales tonos claros. La madera en el mobiliario es tanto o más importante como el uso que se hace de ella en la arquitectura de nuestro hogar. Se trata de conseguir piezas vanguardistas rebosantes de estilo, que sigan conservando la esencia de los muebles antiguos. 

5. Muebles ante todo funcionales

El estilo nórdico ha convertido la sencillez de las líneas en una máxima que aplica a cada uno de sus aspectos. Si hablamos de mobiliario, se buscan muebles prácticos y funcionales que sepan explotar las líneas discretas en la obtención de tales sentidos. Aunque la búsqueda de estilo en el diseño de muebles se relegó a un segundo plano, esta visión primaria del estilo escandinavo pronto evolucionó hacia creaciones impecables que combinan tendencias vanguardistas con la esencia nórdica. En este sentido, el minimalismo ejerció casi sin darse cuenta, una enorme influencia en la construcción de estructuras limpias y ligeras dispuestas a acomodarse en el rincón de casa que les asignemos. Lo dicho, sencillez y funcionalidad materializada. 

6. Reencontrarse con la naturaleza

Junto a los textiles, los motivos naturales se convierten en los accesorios protagonistas de la decoración. En este sentido, la madera mucho tiene que ver con esa sensación de calidez y paz que se busca. Nosotros, sin embargo, nos referimos a la presencia de elementos naturales, como plantas o floreros. Invitar a la naturaleza a entrar en casa no debe responder únicamente al llamado de la estética nórdica, sino más bien, ser un motivo excelente para introducir vida y color en la decoración. Colocados en puntos estratégicos, por ejemplo, en el vestíbulo, el salón e incluso el cuarto de baño, multiplican la atmósfera de tranquilidad y sosiego siempre asociada a los interiores escandinavos.

7. Decoración discreta, pero bonita

La decoración de estilo nórdico ha supuesto sin dudarlo, un soplo de aire fresco a la estética moderna. Mantenerse distante de todo lo que resulta excesivo u opulento lo ha catalogado bajo un concepto que agrada a la mayoría del público, ¡nosotros incluidos! Elevó, además, a la categoría de ley la esencia funcional de cada objeto, buscando su aspecto más estético sin renunciar al uso cotidiano que les habíamos adjudicado.

De esta manera, las claves de su estilo rezan en la búsqueda de la líneas depuradas y pulcras, que se inspiran en la belleza de la sencillez. Espacios de colores pálidos a los que se está permitido incorporar detalles en otros tonos más vivos y que sin quererlo actúan como una forma de utilizar el lenguaje moderno de los códigos estéticos. En definitiva, crear espacio armónicos que nos hagan sentir la calidez de un típico hogar nórdico.

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