Decoración que enamora: un piso muy coqueto

En esta vivienda se ha buscado que la luz sea una parte más de la decoración. Para ello se ha concebido una distribución intercomunicada, donde la luz fluye, iluminando todos los rincones. Además, el uso del blanco y las tonalidades claras de la madera del suelo consiguen aumentar esa sensación lumínica, así como conseguir que desde el primer momento nos sintamos como en casa. 

La decoración también busca integrar los elementos estructurales de la casa, como el llamativo techo, que se ha despojado de la cubierta anterior, luciendo sus vigas de madera con orgullo y elegancia. 

La decoración de la vivienda es de estilo escandinavo, con tonalidades suaves, como la de este chaise longue de color azul claro. También hay que señalar el uso de piezas de mobiliario con una marcada línea nórdica, como las tres mesas nido, blanca, azul y amarillo, que acompañan al sofá. Por otro lado, la pared de ladrillo visto que corona el salón consigue darle un muy aire urbano y cosmopolita al apartamento.

¿Se puede lograr equilibrio en la asimetría? La respuesta, a tenor de esta fotografía, es afirmativa. Y es que aquí los volúmenes de la estantería que cubre la pared del comedor se superponen los unos a los otros, las diferentes bombillas cuelgan de manera desigual sobre la mesa, la cual está arropada por un conjunto de sillas de diferentes formas y colores. Pero esta mezcla no es un obstáculo para crear un espacio agradable, cálido y discreto, donde todo parece estar donde debe y nada sobra. Un comedor donde disfrutar, al calor de los libros, de una buena comilona.

Aunque la cocina no se ha incluido en el espacio destinado a la zona de día, esta forma parte inevitablemente de ella. Y es que se ha buscado comunicar los espacios sin que pierdan su identidad. ¿Cómo? A través de una ventana que une comedor con cocina y que permite que la luminosidad fluya incluso cuando ésta se encuentra cerrada. 

La cocina sigue con la línea escandinava marcada del resto de la vivienda: uso de maderas claras para el mobiliario, alicatado blanco, piezas de decoración con cierto aire retro, como las lámparas, y la presencia de elementos naturales, como esas plantas que trepan por la pared de la ventana.

Pasamos al dormitorio, donde nos sorprende una estupenda bóveda de revoltones, tan típica de la arquitectura catalana de principios del siglo XX. En esta estancia se esconden muchas más cosas que un simple dormitorio. Para empezar, se trata de una suite, puesto que tiene cuarto de baño. Además, se ha creado una zona que sirve de estudio. Por si fuera poco, se ha aprovechado la considerable altura de los techos para crear un altillo sobre el cubo que aloja el cuarto de baño: ¡Grandes recursos para espacios pequeños!

Para situar la cama en este bonito dormitorio, se ha creado un rincón muy especial. Una especie de cubo de madera donde esta se eleva del suelo apoyada en unos cajones que sirven de almacenamiento. ¿Claustrofóbico? ¡Para nada! Y es que el cubo no se cierra a la altura de la viga negra y está abierto al techo de vigas de madera.

Terminamos echándole un vistazo al cuarto de baño. Revestido de microcemento, no faltan dos de los elementos claves del proyecto: la luz y la madera. La primera, le llega a través de la ventana que también iluminaba el altillo, conectando de esta forma los espacios. La segunda la vemos en una serie de estantes que recorren la pared y que marcan la ubicación de dos elementos fundamentales en el cuarto de baño: el espejo y el lavabo.

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